Universo 1

Vaqueros de consola.

El cuarto estaba oscuro, muy oscuro. La única luz era la que emitía el monitor plano de quince pulgadas. Los dedos se deslizaban por el teclado, introduciendo código ágilmente. Las cifras y comandos pasaban por la pantalla como pequeños destellos. No recordaba el tiempo que llevaba tecleando, podían ser unas horas, unos días o unos meses.

Su objetivo era escurridizo, cambiaba de localización a menudo, las corporaciones solían hacerlo, y lo sabía. Llevaba siendo vaquero desde que tenía uso de razón, lo cual ocurrió muy pronto. Su vida en los últimos años se había reducido al sonido mecánico del teclado, y se repetía una y otra vez, tengo que salir, pero la red lo atrapaba y lo hundía más y más.

Maldijo en voz alta a la oscura habitación, al fallar en un nuevo intento de localización, las IPs corrían por la pantalla escapando de su alcance en el último instante. Tenía que cumplir el encargo antes de que acabara la semana o no vería ni un céntimo y es posible que incluso recibiera alguna visita de un tipo desagradable. Un intento más y descansaría un par de horas. Trazó la ruta, un scaneo y bingo allí estaba justo frente a él, escudada en un poderoso firewall. Tendría que darse prisa o perdería su oportunidad.

Activó su script, lanzando el gusano contra el hielo. En unos segundos sabría si la criatura era lo suficientemente buena. El virus comenzó a hacer su trabajo, si conseguía una puerta trasera, podría asegurarse una entrada, e intentar lograr permisos para sacar lo que necesitaba. Estaba dentro, ahora debía conseguir los permisos para poder volver a entrar y borrar sus huellas. Los permisos fueron fáciles, no tardó en encontrar un usuario, forzando su pwl tendría acceso a todo cuanto quisiera. Activó el Zap y borró su rastro. Ahora era cuestión de tiempo, haría la llamada acordada a su cliente, y esperaría la confirmación de los datos que debería obtener.

Llovía, la acera estaba resbaladiza y llena de charcos. La gabardina negra comenzaba a no ser bastante. Había llamado a las diez en punto, había pasado media hora y no había recibido respuesta. El pelo empapado se le pegaba a la cara y no le dejaba ver con claridad, estaba cansado y hambriento, pero tenía que esperar, necesitaba la pasta. Sonó el teléfono, se aproximó a la cabina y descolgó el auricular.

- ¿Estas ahí?, ya tengo lo que necesitas. La voz parecía llegar de muy lejos, pero era clara y autoritaria.
- Si.
- Informe gh1623, sumario dl1663, deberás rastrearlos, no conocemos sus directorios. Suerte.

De vuelta a la habitación, de vuelta a la consola. Ahora sería fácil pero debía estar atento, un movimiento en falso y tendría unas largas vacaciones forzosas. Aquello era importante, se trataba de una gran corporación y sabía de sobra que no se andaban con tonterías. Login correcto y password aceptado, ya estaba dentro, empezaría por el volumen DATOS del servidor, parecía lo más normal, una primera búsqueda y encontró uno de los archivos. Lo copió y lo trasladó a un ftp privado en un server de Rumanía. El archivo que quedaba no aparecia, sectores y más sectores rastreados sin éxito. Estaba empezando a ponerse nervioso, solo le quedaba el volumen SYS, y no solían guardarse datos en los archivos de sistema. Había que intentarlo, rastreo del nombre y bingo, allí estaba en un directorio oculto, comprimido y cifrado. Copió el archivo al ftp, borró sus huellas y salió de la red.

Ahora tendría que reventar la contraseña para poder llegar al archivo. Lo cual no sería muy difícil, aplicó un demonio creado por el mismo para descifrar claves por diccionario y listo, el archivo era suyo.

El trabajo estaba listo, sólo le quedaba entregar la mercancia y cobrar el dinero.

Aquel dinero le permitiría vivr un poco más comodamente, pero lo que realmente buscaba era poder, sentirse el amo de la red, saber que si se lo proponía podría lograr cualquier cosa.

Dedicado e inspirado en la obra de W.Gibson. by Delbruck.

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